Herencia Maldita | El Heraldo de Puebla

El legado del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha dejado una marca indeleble en la historia de México, una herencia que muchos describen como malditas. Si bien su administración llegó al poder con la promesa de transformar el país y combatir la corrupción, los resultados han sido alarmantes en varios frentes, y el crecimiento exponencial de la actividad criminal es uno de los aspectos más inquietantes de su legado.
Primero, la escalada de la violencia y el crimen en todo el territorio nacional ha marcado un antes y después en la percepción de la seguridad de la población. Las cifras de homicidio, secuestro y extorsión han alcanzado niveles sin precedentes, lo que ha dejado a la sociedad en un estado constante de miedo e incertidumbre. Las estrategias implementadas para lidiar con este problema han demostrado su rotunda falla.
Además de la crisis de seguridad, el desmantelamiento de instituciones vitales para la sociedad ha sido otro sello distintivo de la Morenista. La salud, la educación, la protección civil, la comida y la seguridad social han sufrido recortes drásticos y una falta de atención que ha puesto en peligro el pozo de millones de mexicanos.
La pandemia Covid-19 mostró las deficiencias del sistema de salud, que ya estaba debilitada por la falta de inversión y recursos. Al mismo tiempo, el sector educativo se ha enfrentado a una grave crisis, con una generación de niños y adolescentes que, en muchos casos, no tienen vacunas y sin acceso a una educación de calidad.
El agotamiento de los fondos, los ahorros y los fideicomisos que alguna vez sirvieron para lidiar con los numerosos desafíos sociales han dejado a la administración sin herramientas para abordar las crisis emergentes. La promesa de programas sociales ha sido superada por la realidad de un gobierno que ha descuidado la infraestructura estratégica necesaria para el desarrollo social. Los proyectos que podrían haber promovido el crecimiento y la estabilidad se han relegado al fondo, mientras que los recursos se desvían hacia trabajos cuestionables y elefantes blancos que son inútiles, pero que continúan cuestando grandes cantidades de dinero para el Tesoro.
En este contexto, la vinculación de gobernadores oficiales con el crimen organizado ha generado un clima de impunidad y corrupción que socava la confianza en las instituciones. La percepción de que el Gobierno está más interesado en proteger a sus aliados que garantizar la seguridad y el bien de la ciudadanía es un problema que requiere atención urgente. La falta de acción efectiva para combatir la colusión entre la política y el crimen organizado ha llevado a una delegitimización del poder público y ha exacerbado la crisis de la confianza en el sistema.
A medida que se acumulan las críticas y preocupaciones sobre el futuro del país, queda claro que la herencia del gobierno de López Obrador es una carga pesada que las futuras administraciones deben enfrentar. La pelota incondicional que rodeó al presidente, más preocupado por cuidar sus espaldas que abordar los problemas que afligen a la nación, ha contribuido a agravar los efectos nocivos de las decisiones tomadas en su administración.
En resumen, la maldita herencia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador es un legado marcado por la violencia, la desinstitucionalización, el desperdicio de recursos y la corrupción. México está en una encrucijada, y la tarea de reconstruir lo que se ha perdido será monumental. La sociedad mexicana merece un futuro mejor, y es imperativo que se tomen decisiones responsables y efectivas para revertir el daño causado y crear un ambiente más seguro y justo para todos.
*Presidente nacional del PRI
Source link
